El periodo de entreguerras se extiende desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta el inicio de la Segunda. Es una de las épocas más inestables política y económicamente, tanto en Europa como en Estados Unidos. Esta etapa estuvo marcada por tres hechos cruciales: el crack de la Bolsa de Nueva York, el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán.
6. 1. El crack de la Bolsa de Nueva York
Estados Unidos salió muy beneficiado de la Primera Guerra Mundial. Al terminar la guerra, Estados Unidos se había convertido en la primera potencia económica mundial. Su producción agrícola era muy elevada y la industrial representaba el 44,8% de la producción mundial. Además, muchos países de Europa estaban endeudados con Estados Unidos como consecuencia de los préstamos de guerra. Por el contrario, la guerra empobreció a los países europeos.
De ese modo, el crecimiento americano se prolongó durante los diez años posteriores a la guerra: fue la década de la “prosperidad” y de la consolidación de un modo de vida basado en el consumismo. La expansión de Estados Unidos se basó en la profunda transformación en el proceso de producción de bienes, dominado por la innovación técnica. Se inició la era del consumo de masas y la prosperidad se reflejó en un gran auge de la Bolsa. La euforia bursátil generó una gran burbuja especulativa, es decir, un aumento del valor de las acciones que no era paralelo al aumento de los beneficios de las empresas y muchos inversores solicitaban créditos para comprar acciones.
Pero la prosperidad no benefició a todos por igual y se produjo una crisis. Los campesinos fueron los primeros perjudicados ya que durante la Guerra Mundial se habían endeudado para adquirir nuevas tierras y máquinas para aumentar la producción. Acabado el conflicto, las exportaciones disminuyeron y el mercado americano no podía absorber toda la producción y en la industria ocurrió algo similar, la producción creció por encima del mercado. La acumulación de stocks provocó el cierre de fabricas y el aumento del paro lo que, a su vez, trajo un mayor descenso del consumo.
El 24 de octubre de 1929 (“jueves negro”) una gran oleada vendedora afectó a la Bolsa de Nueva York. La gran oferta de acciones hizo que su valor cayera en picado, ocasionando el “crack” bursátil del 29. Muchos inversores se arruinaron y los ciudadanos acudieron a los bancos para retirar su dinero. Éstos tuvieron que cerrar, puesto que el “crack” de la bolsa precipitó la quiebra de muchos bancos.
En pocos años, se produjo una recesión económica generalizada (Gran Depresión). El consumo disminuyó y muchas fábricas más cerraron aumentando el número de parados. Desde Estados Unidos, la crisis se extendió al resto del mundo.
En 1932 ganó las elecciones Roosevelt, que proponía un programa para favorecer la recuperación económica del país. Fue el llamado New Deal, que defendía la intervención del Estado para reactivar la Economía. Las medidas económicas que se propusieron fueron ayudas a las empresas, destrucción de los stocks agrícolas acumulados, etc. De ese modo, el estado estableció un control sobre los bancos. Por otro lado, en cuanto a las reformas sociales, se impulsó un gran plan de obras públicas y una política de apoyo a los precios agrícolas, entre otros.
Así, se produjo un relanzamiento de la economía estadounidense, pero la crisis no se superó hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
6.2. El fascismo italiano
El fin de la Gran Guerra dejó en Italia graves secuelas humanas y económicas. En el tratado de Londres (1915) se tomaron unos acuerdos que después no se cumplieron para Italia, de ese modo, se extendió la idea de que la participación italiana en la guerra había sido un engaño. Así, el irredentismo (reclamación de los territorios habitados por italianos) fue ganando adeptos. A esta situación se sumó la inestabilidad política: se sucedieron muchos gobiernos diferentes. Por todo ello, la crisis económica generó tensión social. El miedo al estallido de una revolución social empezó a asustar a las clases conservadoras.
En esta situación de crisis apareció la figura de Mussolini, quien, en 1919, creó los Fasci de combate, los llamados camisas negras, que pretendían frenar al movimiento obrero.
En 1921, los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista. Su programa se basaba en la creación de un Estado fuerte que garantizase la propiedad privada y una apolítica exterior expansionista. Este partido contó con el apoyo de la pequeña burguesía, con la financiación de grandes propietarios agrícolas e industriales y con la tolerancia de la Iglesia Católica y el monarca.
En las elecciones de 1922, el Partido Fascista consiguió pocos diputados al Parlamento. Pero ese año, con los camisas negras aplastó la huelga de los sindicatos socialistas y anarquistas, y Mussolini exigió al reu que le entregara el gobierno. En octubre de 1922, el monarca le nombró jefe de gobierno.
Entre 1922 y 1925, Mussolini desarrolló un proceso de restricción de las libertades y persecución de sus adversarios. Después de las elecciones de 1924, Mussolini anunció la instauración de un régimen autoritario. El estado y el partido quedaron identificados. Los partidos políticos fueron prohibidos, sus líderes, perseguidos y encarcelados, y el Parlamento, sustituido por una Cámara de los Fasci. De ese modo, el estado ejercía un fuerte control a través del partido, que dirigía todos los aspectos de la vida social y dominaba los medios de comunicación.
6.3 El nacionalsocialismo alemán.
Hitler fundó en 1920 el Partido Nacionalista de los Trabajadores de Alemania, del que se erigió líder y al que dotó de una organización paramilitar, las S.A. Su ideología, expresaba desprecio por la democracia y defendía la superioridad de la raza aria y la necesidad de forjar un gran imperio (Reich) que uniese a los pueblos de habla alemana.
Hitler usó una demagogia para cautivar a las clases trabajadoras y las milicias nazis se opusieron violentamente a la república..
El período 1924-1929 fue de relativa mejora de las condiciones económicas y de estabilidad social. Pero las consecuencias de la crisis de 1929 resultaron duras en Alemania. La retirada del capital americano arrastró bancos a la quiebra, lo que provocó cierre de fábricas, paro y descontento social. El malestar social inclinó a parte de la población hacia propuestas de los partidos extremistas. En las elecciones de 1032, el partido nazi consiguió muchos votos y en 1932 se nombró canciller a Hitler.
Más adelante, en 1934, los nazis transformaron Alemania en una dictadura. Se disolvieron los partidos y sindicatos, se clausuró el Parlamento y se inició la persecución de los opositores. Sólo quedó autorizado el partido nazi. Desde el punto de vista social, el Estado nazi aspiraba a una cohesión total de la sociedad alemana, basada en la superioridad de la raza aria y la ideología nacionalsocialista.
En 1933, se crearon campos de concentración para recluir a los opositores y enemigos del Reich.
Desde el punto de vista económico, el III Reich se propuso promover un relanzamiento que hiciese de Alemania una potencia económica mundial. La política económica nazi respondía a los proyectos militaristas y expansionistas de Hitler. El estado nazi ejerció un fuerte dirigismo económico, que quería conseguir la autarquía económica y convertir a Alemania en un Estado autoeficiente. Reforzó la industria, sobre todo la de armas e inició un ambicioso proyecto de obras públicas. Por otro lado, Hitler inició una política militarista: reforzó el ejército. Se sintió preparado para la construcción de un gran imperio al este de Europa, por ese motivo, “el camino a la Segunda Guerra Mundial estaba preparado”
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